Parece que por fin, a principios de febrero, el invierno ha llegado para quedarse un tiempo entre nosotros. No estaba siendo una buena temporada para los alojamientos de montaña que aguardan la época invernal con esperanzas de que el reclamo de la nieve atraiga entre otros a esquiadores y amantes de los deportes de invierno. Mucho más tarde de lo deseado, parece que por fin llega la nieve a nuestras cumbres.
Los colores de los paisajes cambian, el blanco predomina en gran parte de nuestro entorno rural y es agradable ver a los niños jugar, y a mayores jugar como los niños que fuimos. Parece que la nieve, con moderación como todo, trae alegría a todos. Es un elemento agradable.
El invierno y la montaña invitan a reservar alojamientos de ambiente acogedor, con chimenea, cuya sola presencia ya parece reconfortar. Invitan a tomar café, infusiones o chocolate caliente. A variar nuestra gastronomía con comidas abundantes como guisos, cocidos o fabadas. Decididamente no es época de ensaladas.
Y todo ello nos reconforta. La mera imaginación de esta estampa relaja y parece transportarnos a momentos acogedores, felices y cálidos pese al frío exterior. Encontramos el calor que nos proporcionan los alojamientos rurales de montaña, ofreciendo cobijo y protección del frío en el exterior, el cual nos gusta observar desde nuestra cálida posición junto a la chimenea.
Damos por ello la bienvenida al invierno, a quien algunos ya echábamos de menos, deseando que se cumpla ese refrán popular de “año de nieves, año de bienes” y, si bien la nieve ha tardado en llegar, pero lo ha hecho, también la felicidad llegue, y no nos haga esperar tanto.