Hoy vamos a hablar de uno de esos lugares mágicos y espectaculares a la vez, un lugar que todo aquel debe haber visitado al menos una vez en su vida, un lugar que se antoja imprescindible en una visita a Euskadi. Hablamos de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe.

Situada en una pequeña isla unida a tierra por un bello puente de piedra con dos grandes arcos, para acceder a ella debemos subir por un camino empedrado con 231 escalones, que hacen de la imagen un bello espectáculo.

Pero primero situémonos, estamos en la costa de Bizkaia, en el mar cantábrico, a medio camino de Bakio y Bermeo, junto al Cabo Machichaco. Para llegar lo más fácil es en coche, tomando la BI-3101 que une Bakio y Bermeo. A medio camino veremos las indicaciones y podemos dejar el coche en varios aparcamientos que hay, el más cómodo en el aparcamiento que hay junto al restaurante Eneperi.

Junto a este restaurante veremos una de las bajadas que nos llevará a la ermita. Se trata de una bajada fácil de hacer pero que sacará el aliento a la vuelta a más de uno. Antiguamente se podía aparcar junto al puente, pero ya no es posible. Bajamos por un sendero de tierra hasta llegar a una pista de asfalto que proviene de otro mirador (y otra de las posibles bajadas). Seguimos hasta llegar al puente, donde además tendremos una hermosa panorámica de la zona y de los acantilados, incluso veremos a lo lejos una plataforma de gas en medio del mar.

Ahora comenzaremos la subida por las 231 escaleras del curvo y sinuoso camino (decir que hay versiones que difieren del numero de escaleras, pero ni por asomo son las 365 que muchos dicen, eso era antes de las reformas). Pasaremos por varias de las estaciones del Via Crucis que hay en la subida, así como veremos varias huellas de San Juan en el suelo, que dicen que curan diferentes dolencias, desde los callos (si pones el pie en una huella) o la cabeza (si pones alguna vestimenta relacionada con la misma, como un pañuelo o un sombrero).

Durante la subida oirás continuamente un repicar de campanas, y no es porque haya misa o que la gente sea tan pesada de tocarla continuamente, es tradición subir y tocar tres veces la campana. O sea que anímate si quieres pedir un deseo o ahuyentar a los malos espíritus. Otra tradición es para los marineros de Bermeo, que al salir a faenar realizan varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte y les proteja en la mar.

Una vez arriba, tendremos la ermita y una especie de casa que sirve de refugio (con baños y mesas) que fue el hogar de los que habitaron y cuidaron la ermita durante siglos. Alrededor de la ermita hay un muro que rodea la parte superior de la isla y hace de estupenda atalaya para admirar tanto los alrededores como la subida espectacular a la ermita.

La ermita actual es una reconstrucción de 1980 pues la ermita fue saqueada muchas veces, como en 1593 por una ataque corsario, pero el final a la antigua ermita fue un incendio en 1978 (desconocemos las razones, pero las habrá). La antigua ermita de San Juan databa del siglo X y era de origen Templario. Fue mandada construir en 1053 por orden Don Íñigo López Señor de Vizcaya al monasterio de San Juan de la Peña, situado cerca de Jaca (Huesca).

Esta ermita fue construida en honor a San Juan Bautista, que según cuentan tocó tierra en este mismo punto, dejando sus huellas en la roca en cuatro puntos: en el arco de San Juan en el pueblo cercano de Bermeo, junto al caserío Itsasalde, en el alto de Burgoa y finalmente junto al caserío de Ermu.
Una curiosidad es que la isla cuenta con pequeñas grutas y cuevas en su interior, donde dice la leyenda que la Santa Inquisición encerraba a los acusados por brujería.

Os recomendamos visitar está zona de Euskadi, buscaros un alojamiento rural por bizkaia, e incluso realizar la ruta costera que va desde Bilbao a San Sebastian en coche, parando y conociendo lugares como Bakio, Bermeo, Mundaka,Guernica, Lekeitio, Ondarroa, Mutrico, Deba, Zumaia, Getaria, Zarautz, Orio…